Me cansé de ser la mala de la película, de abrazar a quienes no dudaron en darme la espalda, y perdonar tormentas que me dejaron empapada.
Puede que vaya con lentitud, al ritmo que me permita el tiempo, pero, de algún modo u otro escaparé, seguiré y no me daré la vuelta. Sé mirar al frente aunque me llamen a gritos.
Mis padres me enseñaron a querer con el corazón en el puño, que los defectos son pequeños hilos sueltos a los que no hay que prestarles atención, porque, cuando un peluche me gustaba de pequeña, solo sabía mantenerlo a mi lado. Y sigo haciéndolo.
Hay quienes nos abandonarán como juguetes rotos, y otras que nunca dejarán de querernos, aunque a veces nos cueste soportarnos, aunque seamos lluvia en mitad del desierto.
Soy humana, igual que tú.
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